El Belén de Tirisiti

El Belén de Tirisiti es heredero de una antigua tradición que comienza en el siglo XIII. El poder eclesiástico hacía uso de los retablos con títeres para fomentar la fe. El problema surge a partir del siglo XVI, cuando los elementos profanos se apoderan de la escena. En este momento, el Concilio de Trento, prohíbe la utilización de figuras móviles en las representaciones, dentro y fuera de las iglesias.

Las primeres noticias sobre la instalación de belenes con títeres en la ciudad de Alcoi aparecen en el año 1880. Había tres barracones de este tipo, los propietarios eran el tío Sarguero, Pepe El Cullerotero y Pepe Esteve Carbonell. A principios del siglo XX, Esteve compra los belenes de sus competidores, aprovecha lo que más le gusta y los unifica en uno más grande. Aquí comienza un largo itinerario que se prolongará hasta acabada la Guerra Civil.

El Tirisiti vive su momento de plenitud en los años 40, se trata de un periodo dorado con una actividad constante. En 1953, la familia Esteve vende el belén. La trayectoria del Tirisiti durante los próximos años será bastante inestable, cambia muy a menudo de propietarios y pasa largas temporadas de inactividad. En 1973 se hace cargo de él la Asociación de Amigos y damas de los Reyes Mayos, que inicia una nueva etapa de representaciones. Pero el 22 de agosto de 1975 se produce el derrumbe del edificio donde se encuentra y el retablo queda totalmente destruido. En diciembre de ese mismo año, la asociación quiere volver a escenificar el belén y, de una manera precipitada, intentan reconstruirlo. Así nace un nuevo belén bastante despersonalizado, pero que mantiene su estructura y contenidos originales.

En 1989, el Ayuntamiento de Alcoi asume la propiedad del Tirisiti. Este encarga las representaciones a la compañía La Dependent e inicia un proyecto de reconstrucción integral del belén dirigido por Alejandro Soler.

En 2002, la Generalitat Valenciana declara el belén Bien Inmaterial de Interés Cultural. Cada año por Navidad, el Teatro principal de Alcoi, es testimonio de las peripecias de Tirisiti.

 

LOS TÍTERES DEL BELÉN

Los títeres principales del Belén de Tirisiti son de pie y varilla y la animación se realiza desde abajo. La marioneta se aguanta sobre una vara que el titiritero utiliza para agarrar el muñeco y dotarlo de movimiento. Los marionetistas están escondidos bajo el escenario. Los pies de la marioneta descansan sobre una peana, esta le proporciona la base para correr sobre las guías que hay hechas en el escenario. El movimiento de los brazos es fruto de la inercia, pero también hay marionetas que disponen de un hilo que les permite levantarlos.

En el belén también hay figuras automatizadas, como la castañera o el labrador. Estos se activan mediante un mecanismo.

 

LA REPRESENTACIÓN

La representación tiene una duración de 35 minutos y está dividida en tres partes: una loa inicial, creada en los 80, que sirve de introducción y sitúa al espectador, una parte sacra que, narrada en castellano, relata el ciclo de la Navidad según los evangelios, desde la búsqueda de posada hasta la huida a Egipto de la Sagrada Familia y una parte profana, en valenciano, donde toma el protagonismo Tirisiti y se alternan escenas costumbristas, hechos anecdóticos y elementos típicos del folclore de la ciudad de Alcoi.

Tirisiti habla con voz de pito. Esto se consigue gracias a una lengüeta que el titiritero se coloca en el velo del paladar. De esta característica, surgió su nombre, ya que es la palabra que el público entiende, cuando Tirisiti llama a su mujer Tereseta.

LA TARTANA TEATRO

La Tartana Teatro inicia un periodo de formación con el gran titiritero Francisco Peralta hasta que nacen como formación teatral en 1977. Ya desde sus inicios se decantan por la acción visual y por la presencia de la marioneta y del objeto como elementos básicos de la escena. A partir de 1987 la compañía remodela su organización, refuerza el equipo artístico y empieza una nueva etapa donde el placer por el riesgo se transforma en un trabajo riguroso e inmerso en el teatro contemporáneo. Juan Muñoz y Carlos Marquerie son los responsables artísticos de esta etapa tan fructífera, en la que consiguen un gran reconocimiento. La periodista Rosana Torres los ha considerado “unos revolucionarios de la escena” y dijo que “su teatro estaba impregnado de coherencia y de imágenes bellísimas, muy difíciles de olvidar”. De este periodo son los espectáculos Es peligroso asomarse, Lear, La flauta mágica, Medea Material, etc. Precisamente La flauta mágica se estrenó en Ontinyent el verano de 1988 dentro del programa de la Mostra Internacional de Titelles.

A partir de 1996 Juan Muñoz dirige en solitario a La Tartana y empieza una nueva etapa caracterizada por la producción de espectáculos para público familiar y por la vinculación a la Sala Pradillo de Madrid, que se convertirá en centro de creación para la compañía. Estrenarán nuevas producciones como La Roca y la colina (1996), Frankestein (Premi Max 1988), Las aventuras del Barón (1998), Fausto, un alma para Mefisto (2001), El niño y los sortilegios (2005), Piratas (2006) y Vacamioneta (2008).