En el año 1981 un grupo de amigos se reunía en Albaida atraído por el mundo del teatro. En octubre de aquel mismo año presentaron su primer espectáculo, una especie de divertimento familiar que compartieron con amigos y vecinos del pueblo. Pero el mundo de la creación escénica les absorbió inmediatamente y empezaron un intenso camino de experimentación en el campo teatral que les llevaría a profesionalizarse en el año 1985.
De esta primera etapa son los espectáculos Moviscopi (1985) y Ferrabràs (1987). El primero se estrenó dentro de la I Mostra de Titelles a la Vall d’Albaida e incorporó por primera vez la técnica de hilos, un reto que asumió la compañía a partir del curso que hizo Vicent Vila con el profesor alemán Albert Roser. Aquel Mismo año Moviscopi participa en el Festival Mondial des Marionnettes de Charleville (Francia), el referente más importante para los titiriteros del mundo. Ferrabràs responde a una clara necesidad de crecimiento que tiene la compañía y eso conlleva la colaboración con otros profesionales. Pep Cortés se hará cargo de la dirección escénica y Ramón Cardo de la musical. Aquel espectáculo consiguió un nivel de producción muy respetable y más tarde se editó un LP con la banda sonora, donde participaron algunas jóvenes promesas del jazz valenciano como Ricardo Belda o el mismo Ramón Cardo.
Pinocho (1989): Carlo Collodi creó en 1881 al más universal de todos los títeres, Pinocho. Este describe una trayectoria vital muy inquieta que no es más que un itinerario iniciático en el que un títere quiere llegar a ser niño. A lo largo de este camino tropieza con muchas dificultades, que resuelve unas veces con atrevimiento y tozudez y otras con ternura y esmero. Pinocho sintetiza el esfuerzo inagotable que todo niño hace por alcanzar el idealizado mundo de los adultos. En este espectáculo coexisten la interpretación actoral y la fabulación de los títeres, pero el peso de la función recae paulatinamente sobre estos últimos y a ellos se deben los momentos escénicos más espectaculares.
Pinocho fue una producción del Centre Escalante, que depende de la Diputación de València. El primer centenario de la muerte de Carlo Collodi coincidió con las representaciones de Bambalina en València. El espectáculo se presentó durante los años 1989 y 1990, y se realizaron más de 250 representaciones, con una incidencia sobre más de 100.000 espectadores.
Aladino (1990): Espectáculo basado en el cuento de Las mil y una noches en el que se desarrolla plenamente la técnica de hilos. El espectáculo fue producido por el Circuito Teatral Valenciano y realizó un total de 103 funciones. Los marionetistas que hicieron posible esta gira fueron: Amparo Sanjuán, Eva Blasco, Josep Calatayud y Josep Policarpo.
El fantasma de Canterville (1996): Este espectáculo pertenece a un momento de consolidación de la compañía, que ya cuenta con más de 10 años de trayectoria profesional. Sus miembros están en plena expansión creativa, han presentado algunos espectáculos de éxito y ha empezado también el reconocimiento internacional. El fantasma de Canterville se inscribe en la línea de producción de espectáculos para todos los públicos con una clara voluntad de diversión. A partir de la obra de Óscar Wilde, Bambalina continúa experimentando con los lenguajes teatrales y avanzando en las técnicas de animación, que ya tienen un sello muy personal. Elementos fantásticos, terror y humor, un cuento del siglo XIX con guiños al espectador actual. Tres actores -Esperanza Giménez, Ion Ladarescu y Josep Policarpo- al servicio de una historia de fantasmas, conducida por el director Ramón Moreno.